Elmina se caracterizó por un profundo sentido de solidaridad, su casa estaba abierta a todo pobre, se preocupaba por cada abandonado de la sociedad, mendigos, enfermos, ancianos, huérfanos. Se comprometió en numerosas asociaciones caritativas, espacios en donde asumió un gran protagonismo. En Santiago del Estero por encontrarse su casa muy cercana al convento Santo Domingo, participó en las asociaciones ligadas a la Orden Dominica, especialmente la Tercera Orden Seglar. Al trasladarse a Tucumán, colaboró con la Sociedad de Beneficencia, llegando a ser presidenta de la misma entre 1876 y 1877, lo que le permitió asumir responsabilidades con los más desprotegidos de la sociedad, gestionando el Hogar de Mendigos y el Hospital de la ciudad. A su vez integró la Tercera Orden Seglar dominicana de Tucumán, espacio en el que interactuó con Fray Ángel María Boisdron quien se convertiría en su confesor y director espiritual y luego co-fundador de la congregación religiosa que fundaron en Tucumán...